Wanderlino
Arruda
Seún
Bess Sondel,
las palabras
pueden suscitar
todas las
emociones:
asombro, terror,
nostalagia,
pesar. Las
palabras pueden
desmoralizar
a una persona
hasta la apatía.
O
extasiarla
hasta el deleite,
pueden exaltarla
a extremosde
expeciencia
espiritual
y estética.
Las palabras
tienen un
poder asustador.
Y todo eso
es una gran
verdad, no
creo que haya
alguien que
lo dude. Las
palabras tienen
una fuerza,
una resitencia,
un poder que
suplantan
casi todo
lo que existe
en el mundo.
Los ejércitos
pasan, los
imperios pasan,
las repúblicas
pasan, pero
las palabras
no pasan.
Ellas son
permanentes,
más
que el granito
de los palacios
y de los monumentos.
Las palabras
de Sócrates,
escritas por
intermediación
de Platón,
suplantaron
a todos los
gobiernos
griegos y
sus obras
militares
o civiles.
Pasarán
las pirámides
y las esfinges
de Egipto,
sin embargo
las palabras
del “Libro
de los muertos”
no desaparecerán.
Debe ser por
eso que nosotros
disponemos
en la lengua
portuguesa
de una palabra
que no tiene
par en el
mundo, en
su sentido,
en su significación,
con su fuerza,
tanto en el
aspecto de
denotar como
en su connotación.
Es la palabra
Saudade, de
un origen
tan oscuro
como el fondo
de los mares
portugueses;
tan misteriosa
como la virginidad
de las selvas
brasileñas,
a tan cálida
como los territorios
de Angola
y Mozambique,
también
de lenguaje
lusitano.
¿De
dónde
vino realmente
el vocablo
SAUDADE? Del
latín
SOLITATE (soledade,
solidão)?
¿Del
árabe
SAUDAH? ¿Acaso
será
de los arcaísmos
SOYDADE, SUYDADE?
Hasta
Antenor Nascentes,
quien fue
nuestro mayor
estudioso
de la etimología,
no resulta
convincente
en la explicación
de su origen.
¿Influencia
proveniente
de la palabra
SAÚDE,
como pudiese
parecer una
analogía
fonética?
¡Difícilmente!
No
siendo posible
definir la
matriz de
donde salió
esta hija
tan grata
a todos nosotros,
nos resta
apenas la
satisfacción
y la honra
de contar
con ella en
nuestro vocabulario,
sin el peligro
de la competencia
por parte
de cualquier
otra lengua;
dentro o fuera
de nuestra
familia latina.
El
término
francés
SOLITUDE está
lejos de tener
el mismo significado.
Hasta del
esperanto
los términos
(re) SOPIRO
y rememoro
están
distantes
de alcanzar
nuestro grado
de expresividad.
Son palabras
que quedan
a kilómetros
de distancia
de la riqueza
semántica
de la que
nosotros usamos.
¿En
realidad,
que cosa es
la SAUDADE?
Un
sentimiento
que debe existir
en el corazón
de toda criatura
humana, sea
cual sea sua
raza, de cualquier
paraje del
mundo, sea
pobre, sea
rica. La SAUDADE
no escoge,
no discrimina,
no se hace
rogar para
existir. Ella
viene mansa
o fuertemente,
Ilegando cuando
menos se le
espera. La
saudade es
amiga de la
soledad, compoñera
inseparable
del amor,
visita invisible
de la amistad,
a veces es
un pedazo
de pasión,
en muchos
casos un suave
perfume de
momentos de
cariño
y ternura.
Realmente,
no es fácil
definir ese
sentimiento
Ilamado “saudade”.
Y es tal vez
por eso que
ella sólo
exista como
palabra, en
la lengua
portuguesa,
en la mística
del pueblo
de nuestra
raza, principalmente
en el brasileño,
esta maravillosa
mezcla de
sangre tropical,
fruto de tres
orígenes:
las razas
blanca, negra
y tupi.
La
saudade es
dolor que
sofoca el
corazón
y alegra al
alma. Saudade
es la presencia
de lo ausente,
es recuerdo
de lo bien
querido, una
ducle convivencia
con la separación
y la distancia
atravesada,
una alegre
y agradable
tristeza del
ver no viendo,
de amar sin
la presencia
del objeto
amado.